viernes, 7 de marzo de 2008

Dietas, dietistas y gordas


Durante mi embarazo engordé 15 kg, después del parto perdí 10 o sea que me quedo con 5 más los 6 que he ido acumulando a lo largo de mis 6 años de convivencia (1 kg por año), me he quedado con 11 kg de sobrepeso.
Odio las dietas. No poder comer lo que en aquel momento me apetece, me supone un gran sentimiento de frustración y por lo tanto me entra la depresión.
Odio a la dietistas. Ésas chicas son todas bajas y delgadas con un cierto aire melancólico (será porqué se prohíben el chocolate). Te cobran un pastón para imprimirte una dieta “personalizada” y te convencen que sólo con sus productos mágicos podrás perder ésos kilitos que molestan tanto.
Odio a mis amigas que hacen dietas. Tengo una amiga que se ha especializado en las dietas que yo llamo “milagrosas-si-sales-viva”. Una vez hizo una que consistía en comer solo piña durante una semana. Me la encontré al cabo de cuatro días que había empezado con toda la boca llena de llagas, la lengua hinchada que casi no podía ni hablar. Eso sí perdió 2 kg (que a su pesar recuperó tres días después). Para perder ésos dos kg empezó otra la cual consistía en beber un caldo raro de hierbas innombrables (que tenian que purificar los fluidos del cuerpo). Al termine de ésa “sana” dieta en la que perdió 5 kg en una semana, tuvo que ir al hospital porqué le salió una eccema por todo el cuerpo (una semana sin salir de casa, no se podía ni ver). Y así llevamos ya tres años, una semana de dieta otra de recuperación de las consecuencias. Solo espero que aprenda pronto y poder invitarla a una buena pizza.